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Enero, 2056.
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Sala de redacción
La primera vista de la sala de redacción siempre resulta caótica, pero lo cierto es que se rige bajo su propio y particular orden. Como si se tratara de otra aula de clases, las hileras de pupitres reciben a los redactores, cada uno colmado de artículos viejos, borradores y otros varios documentos pobremente equilibrados. Cada puesto pertenece a un redactor.
Más allá de los puestos de trabajo y los buzones de cada sección instalados al final del salón, las imprentas encantadas se encargan de las copias de cada ejemplar, asegurándose de que a ningún estudiante le haga falta su imprescindible número. No es arbitrario que el pizarrón del fondo del aula esté repleto de notas. Cada nueva idea es anotada en el improvisado mural para que no sea olvidada.
Sólo los redactores tienen permitida la entrada a este salón. ¿Qué estás esperando para ponerte a trabajar?
Más allá de los puestos de trabajo y los buzones de cada sección instalados al final del salón, las imprentas encantadas se encargan de las copias de cada ejemplar, asegurándose de que a ningún estudiante le haga falta su imprescindible número. No es arbitrario que el pizarrón del fondo del aula esté repleto de notas. Cada nueva idea es anotada en el improvisado mural para que no sea olvidada.
Sólo los redactores tienen permitida la entrada a este salón. ¿Qué estás esperando para ponerte a trabajar?
Cocinas
Con aspecto moderno y de amplio espacio, las cocinas son un lugar cálido y acogedor que parece bullir de actividad a todas horas, con decenas de elfos domésticos que corretean de un lado a otro de la habitación.
Las paredes forman una especie de mosaico a gran escala: dos de ellas muestran la construcción de ladrillo al natural mientras las dos restantes se contraponen con un elegante armado de piedra. Si afinas la vista, descubrirás que muchas de ellas tienen un grabado o la inicial de alguna letra, perteneciente a cada elfo que ha pasado por aquí y que ha dejado su marca. En el centro del salón se ubica una gran encimera, cacharros y demás utensilios. Por el resto de los muros se dispersan encimeras de superficie oscura, que además de reunir utensilios extra, ofrecen centenares de libros de cocinas apilados desordenadamente. En un rincón se encuentra una pequeña puerta que da lugar a una especie de cámara, donde se guardan todos los alimentos.
En el centro del techo y del otro lado en que se apilan las ollas, se encuentra una pequeña campanita que suena tres veces al día -desayuno, almuerzo y cena- y que sirve para arbitrar al personal. Además, millones de papelitos con los menús de cada día flotan por el aire hechizados.
Las paredes forman una especie de mosaico a gran escala: dos de ellas muestran la construcción de ladrillo al natural mientras las dos restantes se contraponen con un elegante armado de piedra. Si afinas la vista, descubrirás que muchas de ellas tienen un grabado o la inicial de alguna letra, perteneciente a cada elfo que ha pasado por aquí y que ha dejado su marca. En el centro del salón se ubica una gran encimera, cacharros y demás utensilios. Por el resto de los muros se dispersan encimeras de superficie oscura, que además de reunir utensilios extra, ofrecen centenares de libros de cocinas apilados desordenadamente. En un rincón se encuentra una pequeña puerta que da lugar a una especie de cámara, donde se guardan todos los alimentos.
En el centro del techo y del otro lado en que se apilan las ollas, se encuentra una pequeña campanita que suena tres veces al día -desayuno, almuerzo y cena- y que sirve para arbitrar al personal. Además, millones de papelitos con los menús de cada día flotan por el aire hechizados.
Osito Cariñosito
Admin
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